Hace un año que estoy llevando un diario de los sueños que recuerdo al despertar con objeto de hacerme con una opinión sobre las distintas teorías interpretativas de los mismos.
Como se sabe el primero en hablar de sueños fueron los psicoanalistas. Sus métodos interpretativos se pueden criticar por esotéricos y no sujetos a comprobación científica. Sin embargo, aportaron mucho al relacionarlos con el subconsciente, algo que ahora se relaciona con el sistema emocional y del que no necesariamente tomamos consciencia de él.
El pionero en la investigación científica sobre la teoría de la procedencia de los sueños y los sueños REM durante los años 50 fue J. Allan Hobson. Los experimentos con gatos que realizó, junto con sus colegas, proporcionaron importantes conocimientos sobre la fase REM del sueño y las áreas cerebrales implicadas. El área específica del tronco encefálico que Hobson y sus colegas identificaron como clave para la producción de los sueños REM es el puente. Esta región del tronco encefálico está implicada en la generación y regulación de los impulsos neurológicos que desencadenan los sueños durante la fase REM. El puente es fundamental para la comunicación entre diferentes partes del cerebro durante el sueño REM y juega un papel crucial en la regulación de los estados de sueño y sueños. Dentro del puente del tronco encefálico, la región específica implicada en la generación de sueños REM es conocida como locus coeruleus y la región tegmental ventral.
El Locus Coeruleus es un área situada en la parte superior del puente, es una fuente importante de norepinefrina y está implicada en la regulación de la actividad cerebral durante el sueño REM. Aunque no es la única área responsable, el locus coeruleus tiene un papel en la modulación de la actividad cerebral que contribuye a la fase REM del sueño. La Región Tegmental Ventral (VTA) es una región en el tegmento del tronco encefálico y está implicada en la generación de señales neurológicas durante el sueño REM. La VTA es conocida por su implicación en el sistema dopaminérgico, que influye en los procesos emocionales y la recompensa, y tiene un rol en la modulación de los estados de sueño.
Estas áreas son parte de un sistema complejo que incluye también otras regiones del tronco encefálico, como el complejo geniculado del tálamo y el nódulo pontino, que colaboran para regular los ciclos de sueño REM y las experiencias oníricas.
Sin embargo, podríamos decir que las anteriores áreas son los disparadores de las sustancias químicas que activan recuerdos episódicos y emocionales. Sin embargo, el gran protagonista es el hemisferio derecho (HD). Él es que quien da sentido y construye historias secuenciales a partir de los recuerdos evocados por la cascada de neurotransmisores. En los últimos años la evidencia de este rol ha ido aumentando. Ya no sólo en los ámbitos oníricos sino también en muchas patologías. Podríamos decir que es el responsable de “inventarse” relatos que tengan sentido a pesar de la poca verosimilitud de los estímulos. El hemisferio derecho del cerebro es clave en la gestión de la percepción espacial, la creatividad y la integración de la información visual y sensorial, lo que le permite jugar un papel importante en la formación de historias y la interpretación de experiencias. El HD es quien va hilando las historias rocambolescas de nuestros sueños intentando proporcionarles algo de sentido.
Para poder entender el papel fundamental del HD, veamos su rol en muchas patologías. En enfermedades donde existe un aparente desequilibrio perceptivo en algunas zonas, el hemisferio derecho genera justificaciones alucinatorias o interpretaciones distorsionadas de la realidad, como en el síndrome de Capgras, Cotard, Licantropía clínica, somatoparafrenia, BIIB, etc. Veámoslas en detalle:
Síndrome de Capgras: Los pacientes creen que un familiar o amigo cercano ha sido sustituido por un impostor. Se cree que es el resultado de una desconexión entre el área de reconocimiento facial FFA por sus siglas en inglés (Facial Fusiform Area) y las respuestas emocionales conectadas (del sistema límbico). Entonces el HD se inventa esta historia del impostor para “dar sentido” a lo que pasa en el cerebro.
Síndrome de Cotard: Los afectados pueden creer que están muertos o que han perdido órganos o sangre. Estas creencias están relacionadas con anormalidades en las áreas del cerebro responsables de la integración de la información sensorial y emocional. Otra vez el HD crea historias como en los sueños para dotar de una racionalidad o sentido, aunque alucinatorio a esta desconexión.
Licantropía Clínica: Los pacientes creen que pueden transformarse en animales. Esta condición puede estar asociada con malfuncionamientos en las áreas del cerebro que regulan la percepción y la identidad personal.
Somatoparafrenia: Un trastorno donde el paciente niega la propiedad de una parte de su cuerpo o una parte, En un caso el paciente declaraba que su miembro pertenecía a su suegra y en otro que su pie procedía de un implante de vaca. Se asocia con daño en el lóbulo parietal donde radica el área senso-motora especialmente en el hemisferio derecho. No se reconoce una extremidad y el cerebro rápidamente concluye razones inverosímiles.
Síndrome de la mano ajena: Donde una mano parece actuar independientemente de la voluntad consciente del individuo, a menudo relacionado con lesiones en el cuerpo calloso o en los lóbulos frontales. El paciente, o mejor dicho su cerebro derecho “concluye” que alguien la mueve por él. Algunos pacientes se la han llegado a amputar y triturar para que no se le pudiera volver a injertar.
Síndrome de Anton-Babinski (Ceguera cortical): Los pacientes con este síndrome están ciegos debido a daño en el lóbulo occipital, pero niegan su ceguera y creen que pueden ver. El hemisferio derecho puede ser responsable de generar explicaciones o interpretaciones erróneas para justificar su incapacidad de percibir correctamente.
Anosognosia: Es la incapacidad de reconocer una enfermedad o déficit neurológico, como la parálisis tras un accidente cerebrovascular. El hemisferio derecho, a menudo afectado, es crucial para la conciencia corporal y del entorno, por lo que la falta de esta capacidad puede llevar a una negación del problema. En algunos casos, las justificaciones o explicaciones que da el paciente pueden ser claramente ilógicas o alucinatorias, incluso cómicas.
Confabulación: Este fenómeno, visto en trastornos como el síndrome de Korsakoff, implica la creación de recuerdos falsos o distorsionados para llenar vacíos en la memoria. Aunque está más asociado con lesiones en los lóbulos frontales, también puede ser resultado de una disfunción en la interacción entre hemisferios, especialmente cuando el hemisferio derecho trata de «completar» las lagunas en la percepción de la realidad.
Síndrome del hemisferio dividido (Split-brain syndrome): En experimentos con pacientes que han sufrido una callosotomía (separación del cuerpo calloso), se ha observado que el hemisferio derecho puede generar interpretaciones o justificaciones para las acciones que realiza el hemisferio izquierdo, que no puede comunicar directamente sus intenciones. Los pacientes inventan excusas o razones para comportamientos que no comprenden, lo que ilustra cómo el hemisferio derecho puede construir sentido a partir de información incompleta.
Síndrome de reduplicación: Similar al síndrome de Capgras, en este síndrome los pacientes creen que un lugar o un objeto ha sido duplicado o reemplazado. Esto puede estar relacionado con una desconexión en el procesamiento espacial y de reconocimiento, donde el hemisferio derecho, que tiene un papel crucial en la percepción espacial y contextual, intenta compensar el fallo de manera alucinatoria.
El hemisferio derecho parece ser clave en la integración de percepciones y la interpretación del «todo» a partir de fragmentos de información. Esto puede llevar a justificaciones o interpretaciones alucinatorias cuando la información percibida no tiene sentido o está fragmentada debido a alguna disfunción cerebral. Por lo tanto, el hemisferio derecho tiene un papel crucial no sólo en la interpretación de las experiencias oníricas sino también en la manera en que las personas experimentan e interpretan la realidad en el contexto de diversas condiciones neuropsiquiátricas. Estos fenómenos destacan la complejidad de las funciones cerebrales y la necesidad de comprender mejor cómo las diferentes regiones del cerebro contribuyen a nuestra percepción y comportamiento globales. Una reflexión sobre estos casos nos genera preguntas sobre la naturaleza de la conciencia, así como una explicación de muchos fenómenos alucinatorios a los que se les quiere dar explicaciones paranormales o extrasensoriales.
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