Hablábamos en otro post que el modelo de duelo de Kübler-Ross, que describe cinco etapas (negación, ira, negociación, depresión, aceptación), se desarrolló principalmente a partir de observaciones clínicas y heurísticas, en lugar de estar basado en la neurociencia. Sin embargo, ha habido esfuerzos para entender cómo se manifiesta el duelo en el cerebro y qué mecanismos neuronales están involucrados. Aunque el modelo en sí no ha sido directamente mapeado en estructuras o redes cerebrales específicas, existen transposiciones de los procesos emocionales y cognitivos descritos por el modelo a la neurociencia.
El prólogo para entender lo siguiente sería que el cerebro ante una disrupción emocional, observa una lucha cerrada entre las estructuras límbicas donde residen las emociones y que en realidad no controlamos, y el sistema cortical prefrontal o racional, planificador, que nos esforzamos en activar. Estos pasos reflejarían un toma y daca entre la emoción y la razón.
Estas son las Perspectiva neurocientíficas de cada una de las etapas:
- Negación
- La negación, o la negativa a aceptar la realidad, puede involucrar la corteza prefrontal, que es crucial para la toma de decisiones, el juicio y el control de los impulsos. La negación también puede ser una forma de reducir la disonancia cognitiva y proteger al cerebro de la sobrecarga emocional, implicando áreas como la corteza cingulada anterior y la amígdala, que están involucradas en la regulación emocional y la detección de amenazas.
- Ira
- La ira activa la amígdala, el centro emocional del cerebro, que procesa el miedo, la ira y las amenazas. El hipotálamo y el tronco cerebral también están involucrados en desencadenar la respuesta fisiológica al estrés (lucha o huida). La corteza prefrontal puede modular la ira, aunque una actividad reducida en esta área podría contribuir a la dificultad para regularla.
- Negociación
- La negociación refleja un deseo de recuperar el control. Este proceso involucra el pensamiento y razonamiento de orden superior, lo que probablemente implique la corteza prefrontal. También puede involucrar la red en modo por defecto (DMN, por sus siglas en inglés), un conjunto de regiones cerebrales activas durante el pensamiento autorreflexivo y el pensamiento contrafactual (escenarios de «qué hubiera pasado si…»).
- Depresión
- La depresión tras el duelo implica áreas del cerebro vinculadas a la regulación emocional y al procesamiento de recompensas. La corteza prefrontal ventromedial (vmPFC), la amígdala y el hipocampo están involucrados en el estado de ánimo negativo y la rumiación. Una actividad reducida en el núcleo accumbens, parte del sistema de recompensa del cerebro, puede resultar en anhedonia (incapacidad para sentir placer), un síntoma clave de la depresión.
- Aceptación
- Perspectiva neurocientífica: La aceptación a menudo está relacionada con la reestructuración cognitiva, donde el cerebro reinterpreta una pérdida e integra esta nueva realidad. Esto puede involucrar la activación de la corteza prefrontal y la reducción de la actividad de la amígdala. La neuroplasticidad también juega un papel importante, ya que el cerebro se adapta a la ausencia de un ser querido y forma nuevas vías para enfrentar el duelo.
Neuromoduladores y Hormonas
- El cortisol, una hormona del estrés, está elevado durante las respuestas emocionales intensas que se ven en el duelo. Con el tiempo, niveles crónicamente altos de cortisol pueden impactar el hipocampo (involucrado en la formación de memoria) y la corteza prefrontal (involucrada en la función ejecutiva).
- La oxitocina, conocida como la «hormona del apego», está asociada con el vínculo emocional. La pérdida de una relación cercana puede llevar a niveles más bajos de oxitocina, lo que impacta la sensación de conexión social y el bienestar emocional.
Neuroimagen y duelo
Estudios de neuroimagen de individuos que experimentan duelo han mostrado que regiones como la corteza cingulada anterior, la corteza insular, la amígdala y la corteza prefrontal están activas durante el dolor emocional. Estas áreas se superponen significativamente con las regiones involucradas en el dolor físico y social, lo que apoya la idea de que el cerebro procesa la pérdida emocional de manera similar al dolor físico.
Aunque no existe un modelo neurocientífico directo que se ajuste perfectamente a las cinco etapas del duelo de Kübler-Ross, los procesos emocionales subyacentes a estas etapas están siendo cada vez más comprendidos en términos de circuitos neuronales y actividad cerebral.
Aunque no existe una confirmación neurocientífica de que cada etapa se produce tal como Kübler-Ross lo plantea, este modelo sigue siendo muy útil para la comprensión y tratamiento del duelo.
0 comentarios